Cuando damos el paso de empezar terapia, solemos tener expectativas muy altas sobre cómo será el proceso y los resultados que obtendremos. Es común pensar que, una vez iniciemos el tratamiento, el camino será siempre ascendente y que nuestra vida cambiará de inmediato.
Sin embargo, la realidad del proceso terapéutico es muy diferente. La terapia no es un camino lineal ni una solución mágica, sino un viaje de autoconocimiento y aprendizaje en el que habrá avances, retrocesos y momentos de estancamiento.
En este artículo, analizamos cómo gestionar las expectativas para que puedas aprovechar al máximo tu proceso de terapia sin frustraciones innecesarias.
¿Qué esperamos de la terapia y qué ocurre realmente?
Expectativa: “Voy a terapia y mi vida mejorará de inmediato.”
Realidad: Es cierto que la terapia nos proporciona herramientas valiosas para mejorar nuestro bienestar emocional, pero eso no significa que todo cambiará de la noche a la mañana.
Durante el proceso, aprenderás a:
- Cuestionar pensamientos irracionales.
- Mejorar la gestión emocional.
- Enfrentar dificultades con nuevas estrategias.
Pero la vida sigue ocurriendo y seguirás enfrentando momentos difíciles. La terapia no evita los problemas, sino que te da los recursos para gestionarlos mejor.
Expectativa: “Cada sesión será un paso adelante.”
Realidad: La evolución en terapia no es lineal. En algunos momentos, sentirás que avanzas mucho y en otros, que das un paso atrás.
- Habrá semanas en las que notarás grandes cambios y sentirás que estás mejor.
- Otras veces, te enfrentarás a situaciones que te desbordarán o en las que no sabrás aplicar las herramientas aprendidas.
Esto no significa que la terapia no funcione, sino que cada persona tiene su propio ritmo y que ciertos obstáculos forman parte del aprendizaje.
Expectativa: “Siempre sabré aplicar las herramientas que aprendo.”
Realidad: A lo largo del proceso, habrá momentos en los que no sepas cómo reaccionar o en los que te cueste aplicar lo aprendido.
- Algunas situaciones serán más complejas y requerirán tiempo y práctica.
- No siempre tendrás la respuesta correcta de inmediato, y eso está bien.
La clave es la constancia. Con cada sesión, seguirás fortaleciendo tus habilidades y poco a poco lograrás una mejor gestión emocional.
La terapia es un proceso de crecimiento, no un cambio instantáneo
Imagina la terapia como una montaña con subidas y bajadas. A veces te sentirás fuerte y avanzarás rápido, pero en otros momentos te costará más seguir adelante. Esto es normal y forma parte del proceso.
Recuerda:
– No necesitas estar bien todo el tiempo para que la terapia funcione.
– Las recaídas o los momentos de estancamiento no significan que no avances.
– Lo importante es la tendencia general de mejora, no cada pequeño obstáculo en el camino.
La terapia no te promete una vida sin problemas, pero sí te da las herramientas para afrontarlos mejor.
Si tienes dudas sobre el proceso o sientes que no avanzas como esperabas, habla con tu terapeuta. Ajustar expectativas es clave para aprovechar al máximo cada sesión.
Si estás listo para empezar tu proceso terapéutico, en TREC Psicología estamos aquí para acompañarte en cada paso.